El viaje se hizo larguísimo. Sinceramente no merece la pena pagar unos euros menos y pegarse esta paliza. Las 7 horazas en el aeropuerto de Alemania se hicieron eternas con ese frío y en chanclas.
¡Pero ya estamos en Bangkok! Fue poner un pié aquí y olvidar tan largo viaje.
Ricky me esperaba en el aeropuerto. Él aterrizó 12 horas antes que yo y fue a visitar el Lumphini Park. Estaba buscándole por el aeropuerto cuando noté una presencia caminando varios metros a mi lado ¡era él! Nos fundimos en un abrazo. Es hora de ir a Khao San Road, ¡vamonos!
Nos alojamos en el mismo guest house que estuve la última vez, "Place Inn", en la calle Rambuttri por 400 THB en una habitación con baño y aire acondicionado. Salimos a cenar un Pad Thai con una shinga que me hizo retroceder en el tiempo y contratamos una excursión para el día siguiente.
Madrugamos mucho para ver el mercado flotante, pero antes nos llevaron a ver el mercado que se encuentra en medio de una vía de tren operativa. Yo ya lo había visto en la tele y me hacía ilusión visitarlo. No nos defraudó cuando pasa el tren todo el mundo se organiza para recoger sus cachivaches y el tren pasa a tan solo unos centímetros.
Después fuimos al famoso mercado flotante, lleno de barquitas donde se vende cualquier tipo de cosa que se pueda uno imaginar, desde souvenirs hasta comida (algunos llevan una auténtica cocina en la barquita), se pueden sacar fotos con serpientes... en fín, de todo y más.
Recorrimos el mercado en una barquita a remos y paseamos por todas las "callejuelas" que forman un curioso laberinto muy colorido inmenso en un profundo caos y con todo tipo de olores que podamos imaginar. Estuvo genial, 100% ¡recomendable!
Volvimos a Bangkok para comer y darnos un merecido masaje. ¡Cómo echaba de menos esta vida! no llevo ni 24 horas en Tailandia y se ha hecho súper intenso ¡cuidado que engancha!
Próxima parada Kanchanaburi, ¡vamos!
¡Pero ya estamos en Bangkok! Fue poner un pié aquí y olvidar tan largo viaje.
Ricky me esperaba en el aeropuerto. Él aterrizó 12 horas antes que yo y fue a visitar el Lumphini Park. Estaba buscándole por el aeropuerto cuando noté una presencia caminando varios metros a mi lado ¡era él! Nos fundimos en un abrazo. Es hora de ir a Khao San Road, ¡vamonos!
Nos alojamos en el mismo guest house que estuve la última vez, "Place Inn", en la calle Rambuttri por 400 THB en una habitación con baño y aire acondicionado. Salimos a cenar un Pad Thai con una shinga que me hizo retroceder en el tiempo y contratamos una excursión para el día siguiente.
Madrugamos mucho para ver el mercado flotante, pero antes nos llevaron a ver el mercado que se encuentra en medio de una vía de tren operativa. Yo ya lo había visto en la tele y me hacía ilusión visitarlo. No nos defraudó cuando pasa el tren todo el mundo se organiza para recoger sus cachivaches y el tren pasa a tan solo unos centímetros.
Después fuimos al famoso mercado flotante, lleno de barquitas donde se vende cualquier tipo de cosa que se pueda uno imaginar, desde souvenirs hasta comida (algunos llevan una auténtica cocina en la barquita), se pueden sacar fotos con serpientes... en fín, de todo y más.
Recorrimos el mercado en una barquita a remos y paseamos por todas las "callejuelas" que forman un curioso laberinto muy colorido inmenso en un profundo caos y con todo tipo de olores que podamos imaginar. Estuvo genial, 100% ¡recomendable!
Volvimos a Bangkok para comer y darnos un merecido masaje. ¡Cómo echaba de menos esta vida! no llevo ni 24 horas en Tailandia y se ha hecho súper intenso ¡cuidado que engancha!
Próxima parada Kanchanaburi, ¡vamos!
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